El discernimiento importa |
Verdades sencillas para dejarse guiar por el Espíritu Santo.
por Charles F. Stanley
¿Cuándo fue la última vez que escuchó hablar de discernimiento? Ese no es un tema muy popular en nuestro mundo hoy; sin embargo, es probable que ninguna otra generación haya tenido tanta necesidad de discernimiento como la nuestra. Estamos llenos de información, pero nos falta entendimiento. Con un clic en la computadora, tenemos acceso a más información de la que nuestros antepasados tuvieron. Pero ¿cómo podemos saber qué es verdad y qué es mentira?
La falta de discernimiento hace que las personas vivan abrumadas por las deudas, los problemas, los conflictos interpersonales, y además les resulte difícil diferenciar lo bueno de lo malo. Cada vez vivimos más como en la época de los jueces de Israel, cuando “cada uno hacía lo que bien le parecía” (Jue 21.25).
Es por eso que los creyentes necesitamos discernimiento para conocer la verdad y la dirección de Dios en cada circunstancia. El discernimiento consiste en evaluar la información o las situaciones, distinguir las diferencias, pensar en las consecuencias y, por consiguiente, juzgar correctamente. Por nuestra condición humana, carecemos de esta clase de sabiduría, pero el Señor está deseoso de darnos el discernimiento que necesitamos.
¿Por qué necesitamos discernimiento?
• Para reconocer la voz de Dios. Con el fin de descubrir y cumplir el plan que Él tiene para nuestras vidas, tenemos que ser capaces de escuchar su voz. Supongamos que usted le pide que le guíe a tomar una decisión. Cuando le llega una sensación de dirección, ¿puede saber si viene de Dios o de su propia mente? Si usted busca el consejo de un hermano en la fe, ¿es capaz de determinar si el Señor le está hablando por medio de él? Sin discernimiento, usted no sabrá nada a ciencia cierta y, como resultado, podría seguir malos caminos en la vida.
• Para comprender la voluntad de Dios. Aunque la Biblia habla claramente de cómo vivir, no se refiere específicamente a cada situación. Por ejemplo, usted no puede encontrar un versículo que le diga con quién casarse o si debe cambiar de empleo. Pero esto no significa que los principios bíblicos no estén relacionados con todas las decisiones que tendrá que tomar. El Espíritu Santo que habita en nuestro interior, está allí para guiarnos de modo que sepamos bien cómo poner en práctica la Palabra de Dios.
• Para tomar decisiones sabias. Cada día está lleno de decisiones, algunas intrascendentes, y otras capaces de cambiar una vida. La persona necesitada de discernimiento, a menudo hace las cosas mecánicamente, sin reconsiderar sus decisiones y pensar en el resultado futuro de sus acciones. Por ejemplo, cuando usted está comprando, ¿se detiene a considerar la carga económica de una compra impulsiva?
• Para distinguir lo bueno de lo mejor. No todas las decisiones son una elección entre lo que está bien y lo que está mal. A veces, lo único que necesitamos saber es cuál es el camino a seguir. El Señor no quiere que, como cristianos, vayamos cojeando por la vida; desea que florezcamos en la plenitud de su voluntad. Cada día nos enfrentamos a decisiones que marcan nuestro rumbo de una manera u otra. La única manera de tomar decisiones alineadas con la voluntad de Dios, es buscar la mente de Cristo en cuanto a nuestros asuntos.
• Para distinguir la verdad del error.Otra razón por la que necesitamos un espíritu de discernimiento es para reconocer los engaños. Mucho de lo que vemos y escuchamos se basa en una perspectiva influenciada por el mundo y por Satanás, el padre de mentira. Hasta nuestros sistemas educativos están plagados de errores. En la escuela primaria se enseña que somos producto de la evolución, y en las universidades adoctrinan con ideas ateas.
• Para evitar ser engañados por el pecado.Gálatas 6.7 dice: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”. El pecado es engañoso, y al final solo produce una amarga cosecha. Los placeres de la vida nos son dados por Dios, pero somos tentados a ir más allá de los límites que Él ha fijado. Por tanto, debemos considerar las consecuencias que nos esperan, y recordar las bendiciones de la obediencia.
• Para distinguir entre el legalismo y la libertad. Las convicciones personales no siempre son mandatos para todos los creyentes. La Biblia es clara en cuanto a las normas de Dios, pero el Señor también pone en el corazón de cada persona normas que la protejan de acuerdo a sus fortalezas y debilidades. Por eso, cada vez que alguien le presione para adoptar una norma, debe saber distinguir si se trata de un mandamiento bíblico, o de una preferencia personal.
• Para comunicarnos con otros.Quizás el área en que más necesitamos discernimiento es en la esfera de las relaciones. Es más fácil leer entre líneas en un libro, que entender realmente a otra persona. Recordemos que discernimiento es ver la realidad que está debajo de la superficie o apariencia exterior. Esto significa que escuchamos no solamente lo que alguien dice, sino también lo que no dice. El discernimiento es vital para determinar si alguien está diciendo la verdad, pero es también importante en nuestros esfuerzos por ayudar a otros cuando están necesitados de palabras de aliento.
Cómo adquirir discernimiento.
El discernimiento espiritual es un don de Dios. No es algo que podemos fabricar nosotros mismos, sino una cualidad que desarrollamos cuando nos mantenemos firmes en la oración y en la lectura de la Biblia. Cuando más tiempo pasemos comunicándonos con el Señor, y llenando nuestra mente con sus pensamientos, más discernimiento tendremos. El objetivo es dejar que su Espíritu nos guíe en todo momento. Para que sea así, tenemos que vigilar lo que permitimos que entre a nuestra mente. La manera de pensar del mundo doblegará al discernimiento espiritual si pasamos dos o tres horas viendo la televisión, y apenas diez minutos leyendo la Biblia.
Por la presencia continua del Espíritu Santo en nosotros, nunca tenemos que tomar una decisión solos, o confiar en nuestros limitados recursos. Él está siempre con nosotros para guiarnos a toda verdad, y para recordarnos las palabras de Cristo (Jn 14.26; 16.13). Pero tenemos la responsabilidad de poner la palabra de Dios en nuestra mente, para que Él pueda hacer que la recordemos.
El momento para comenzar a desarrollar discernimiento es ahora mismo. Usted no puede permitirse esperar hasta que enfrente una decisión crítica. El buen juicio se produce en la medida que nuestros sentidos son ejercitados en el discernimiento del bien y el mal (He 5.14).
Comience hoy, dedicando tiempo a la oración y llenando su mente con la Palabra de Dios. Pídale al Señor que le guíe, y hasta donde pueda, haga lo que crea que Él le está diciendo. Si está buscando sinceramente seguir a Dios, Él le mostrará el camino.
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