"¿Por qué Dios hace a tanta gente pobre?", preguntó Vijayam a su padre evangelista, que había sido una vez obispo de la iglesia del sur de la India.
Ninguna respuesta pudo satisfacer al niño. Rodeado durante toda su infancia de pobreza, injusticia y las terribles consecuencias de la discriminación de las castas, Vijayam sentía que esta pregunta le quemaba el corazón.
Al convertirse en un adolescente, el problema de la injusticia lo atormentaba tanto, que Vijayam dio la espalda a Dios y se declaró ateo. Por eso, cuando dirigentes marxistas llegaron a las escuelas de la India, criticando al gobierno por su incapacidad de ayudar a los pobres —y a la iglesia por concentrarse piadosamente en la religión y la política mientras la gente moría de hambre—, Vijayam desafió a su familia uniéndose al Partido Comunista.
Sin embargo, su padre insistió en que esto no era excusa para que no participara en el culto familiar. Vijayam pensaba que cualquier oportunidad para discutir y señalar los puntos débiles de las creencias cristianas, valía la pena. Pero una noche, el padre de Vijayam leyó Colosenses 2.13, 14: "Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz". Luego miró a su hijo y le dijo: "Todavía no has llegado a entender que eres un pecador. Pero Jesús quitó la consecuencia de tus pecados cuando Él fue clavado en la cruz".
De repente, todo se volvió asombrosamente claro para Vijayam. El comunismo era su manera de tratar de cambiar a la sociedad, sin renunciar a su propio pecado. Su respuesta a la inmensa pobreza que había en la India era liquidar a los opresores. Pero eso no iba a funcionar, porque él nunca podría cambiar a otras personas. El resultado sería simplemente que otros opresores reemplazarían a los despiadados terratenientes. Sólo Jesucristo podía cambiar los corazones. Sólo Jesús podía dar origen a un nuevo orden basado en la justicia y la igualdad de los seres humanos.
Una cosa es mostrar bondad y simpatía hacia los pobres; otra es hacer realmente algo de valor por ellos. Son tantas las personas que viven en condiciones precarias. Los pobres están en todas partes. Multitudes de niños abandonados; aldeas y más aldeas de familias empobrecidas; muchedumbres de hombres y mujeres indigentes, tan desesperados, que la muerte parece su única salida. ¿Qué contribución importante podría hacer una sola persona? Una comida puede calmar unas pocas punzadas del hambre, ¿pero a cuántos, y por cuánto tiempo?
Vijayam terminó la escuela en el primer lugar de toda la región, y tres de sus hermanos mayores tomaron un trabajo extra para enviarlo a la universidad. Finalmente, obtuvo un doctorado en geología técnica, se convirtió en un académico del programa Fulbright, y recibió los más altos reconocimientos como científico de la India. Después se dedicó a una prestigiosa carrera como profesor universitario. Vijayam era ahora un activista de la ciencia con el corazón de un evangelista, y la pregunta de su niñez había cambiado: ¿Qué puedo hacer para ayudar a las masas pobres?
El Dr. Vijayam llegó a creer firmemente que lo que le había sido dado —la tecnología— podía ofrecerla como el puente de los pobres hacia la esperanza. Gracias a él, otros científicos de la India también se aventuraron a llevar la tecnología a los menos favorecidos y oprimidos.
Los resultados han sido impresionantes. Ahora hay agua potable en aldeas donde nunca se había pensado en tal lujo. Las innovaciones en la agricultura han traído nuevas oportunidades comerciales para los más pobres. Se les ha provisto de animales especialmente adaptados para la producción local de leche. Y programas de microempresas dirigidos especialmente a personas que no tienen acceso a la tierra, han dado un vuelco completo a la vida de muchas familias.
El Dr. Vijayam y su esposa Mary iniciaron, a través de grupos de autoayuda, un programa de ahorro, un concepto nuevo para personas acostumbradas a vivir con escasos recursos. También ofrecieron clases de alfabetización para equipar y capacitar a aquellos cuyos padres no pudieron enviarlos a la escuela cuando eran jóvenes. Y han animado a los aldeanos a unirse y a exigir pacíficamente que se respeten sus derechos legales. Para innumerables personas, esto ha significado una manera de salir de la pobreza. Ha significado la esperanza de un futuro mejor.
"Es maravilloso ayudar a los pobres", dijo al Dr. Vijayam su anciano padre. "Pero, tengo que preguntarte algo: ¿Qué estás haciendo en cuanto a evangelización?"
El 30 de septiembre de 1993, el solemne día de la fiesta hindú de Ganesh, sus seguidores estaban desfilando con ídolos del dios de la sabiduría y de la prosperidad con cabeza de elefante, recorriendo las calles hasta llegar al río Ganges y a las "aguas sagradas". La celebración se prolongó hasta la noche, momento en el que los festejos estuvieron acompañados por un interminable crepitar de fuegos artificiales. De repente, un gran terremoto hizo destrozos en la región menos propensa a los temblores, y en menos de un minuto, treinta mil personas habían muerto. Los seguidores de Ganesh estaban fuera de sí, horrorizados. Era el hambre generalizada lo que los había llevado, más que nada, a buscar el favor del dios, —la desesperación por tener un nuevo comienzo, una búsqueda frenética de buena fortuna. Durante los meses siguientes, 18 terremotos ocurrieron en todo el mundo, en lugares donde no se esperaba que sucedieran. Justo en ese momento, la lectura de la Biblia llevó al Dr. Vijayam a Lucas 21.11: "Y habrá grandes terremotos, y en diferentes lugares hambres y pestilencias".
Eso estaba sucediendo ante sus ojos.
En Mateo 24.14, leyó: "Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin". ¿Predicar a todas las naciones? De más 12.000 etnias que hay en el mundo, cerca de 5.000 están en la India. Si las naciones se basan en su raza, lengua y cultura, ¡entonces el 40 por ciento de ellas están ubicadas en ese país solamente!
Con las palabras de su padre en el corazón, el Dr. Vijayam comenzó una escuela para los evangelistas de la India, adecuada especialmente para llevar el evangelio a los lugares más remotos del país. Durante un programa intensivo de un año, se capacita a hombres y mujeres en teología, y en métodos desarrollados localmente para la comunicación, tales como la música y el teatro.
En un país pobre como la India, los pastores deben sustentarse a sí mismos. Esto no sólo les permite ser independientes, sino que también hace más fácil enseñar a otros con el ejemplo. Fue una oportunidad perfecta para que el Dr. Vijayam utilizara la tecnología científica en favor del reino de Dios. Hoy día, cada evangelista graduado ha sido equipado con un empleo que le ha dado la tecnología.
Primero fue la pregunta de un niño: "¿Por qué Dios hizo tantos pobres?". Luego fue la convicción de un joven: "¿Qué puedo hacer para ayudar a los pobres?" Y finalmente, el reto de un padre: "¿Qué estás haciendo en cuanto a la evangelización?" El resultado es una región del país de Vijayam cambiada para siempre, y un movimiento que está transformando el futuro de su gente.
¿Y qué de las preguntas del corazón suyo y el mío? ¿Qué de los desafíos que encontramos en nuestros propios mundos? Si un hombre puede lograr tanto en un lugar y en circunstancias tan difíciles, piense en lo que cada uno de nosotros puede hacer en las posiciones privilegiadas que hemos sido colocados.
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