Listo para comenzarCuando los reveses nos llevan hacia adelante |
Por Patrick Wood
La perplejidad era comprensible. Jeff acababa de mudarse a Atlanta, había alquilado un apartamento en el centro de la ciudad, y abierto un estudio de música. Estaba listo para llevar a cabo el propósito por el que había venido: hacer música y conexiones con personas que compartieran su visión de impactar al mundo por medio de música positiva y edificante. Pero ahora, el plan parecía estar cambiando. Contra toda lógica, Jeff se estaba sintiendo dirigido a donar todo su equipo de audio a alguien que acababa de conocer, creando un dilema evidente. ¿Qué iba a pasar con su música?
Aunque no le venía ninguna respuesta a la mente, Jeff obedeció, incapaz de librarse del sentimiento de que Dios le estaba hablando. Naturalmente, el beneficiario del regalo estaba encantado. Pero para Jeff, los siguientes dos meses no fueron nada fáciles, ya que tuvo que trabajar en algo incompatible con sus intereses. ¿Pudo Dios, en realidad, haberle dirigido en esto?
Durante esos dos meses, la duda seguía. Entonces, un rayo de esperanza se filtró en la situación. Jeff fue invitado a participar en una competencia de talentos en un lugar importante de la ciudad. Se inscribió, oró fervientemente, tocó como siempre, y logró el primer lugar. Después, uno de los jueces se acercó a él, interesado en averiguar por qué tanto talento no estaba teniendo ya mayor demanda. Jeff le dijo brevemente que era nuevo en la ciudad, y había experimentado algunos problemas inesperados.
Por “suerte”, el juez del panel era, en realidad, un empresario muy buscado en la industria musical, y la mano derecha de un músico famoso. Antes de que transcurriera una semana, Jeff había recibido un equipo de grabación muy superior al que tenía y acceso sin restricciones a uno de los mejores estudios de la ciudad. Este empresario puso gentilmente a Jeff bajo su protección, sin cobrarle nada, y preparó toda una serie de conciertos para él, incluyendo una presentación en uno de los festivales más famosos de la nación.
La experiencia de Jeff plantea una pregunta: Durante esos dos meses de perplejidad, ¿estuvo Dios ignorando su sueño? Obviamente, “no”. Más bien, el quedarse sin su equipo de grabación hizo posibles nuevas oportunidades. La experiencia le enseñó a Jeff que Dios abrirá las puertas y conectará a las personas de acuerdo con la estrategia divina, si nos mantenemos en Él.
A veces, Dios nos dirige de maneras que parecen ilógicas, pero que, en realidad, son esenciales para avanzar. En la Biblia tenemos el ejemplo de Abraham, a quien se le dio la promesa de que un día sería el patriarca de una gran nación, y de que esta descendencia vendría específicamente por medio de Isaac, el hijo del milagro tan esperado (Gé 21.12). ¡Qué extraño, entonces, que Dios le dijera a Abraham que sacrificara a su hijo! ¿Cómo podía eso tener sentido? Solo la perspectiva divina podía encontrarle sentido a una orden tan extraña.
Por fe, Abraham contempló lo que el Señor le estaba pidiendo, y decidió confiar. Si la promesa de que sería el padre de una nación iba a cumplirse por medio de Isaac, razonó, e Isaac era sacrificado, entonces Dios tendría que hacer lo impensable: resucitar a un cadáver (He 11.19). ¿Era esto posible? ¿Podría una deidad desconocida para sus antepasados tener esta clase de poder?
Esta manera extraña de pensar parecía arriesgada, pero Abraham amaba a Dios y esperaría lo mejor. Por obediencia, preparó a su hijo para el sacrificio, lo ató a un altar, y levantó la daga. Cuando estaba a punto de asestar el golpe, la voz de Dios intervino. La muerte del muchacho no sería necesaria después de todo, porque el sacrificio que Dios realmente tenía en mente ya había tenido lugar, en cierto sentido.
¿Ve usted? El sacrificio que Dios desea, en realidad (Os 6.6), es nuestra firme disposición de no negarle nada y de confiar en Él. En este caso, la acción del futuro patriarca fue la imperturbable manifestación, basada en la fe, de que Isaac y sus descendientes pertenecían al Señor. Dios se fijó en la obediencia de Abraham, y bendijo lo que este hombre ofreció de manera deliberada y consagrada. Gracias al valor que Dios da al libre albedrío, la voluntad de Abraham de sacrificar a su hijo fue fundamental para esta acción.
Cuando las órdenes de Dios parecen contrarias a las expectativas lógicas, hay usualmente más en juego que una simple prueba de nuestra devoción a Él. Los arreglos prácticos están en ejecución para hacer avanzar, no retrasar, el cumplimiento del plan. Al igual que un resorte de acero, nosotros también debemos enroscarnos y concentrar energías antes de ser liberados para poder alcanzar nuestro mayor potencial. Nuestro papel, por consiguiente, es ser humildes. Escuchando la voz de Dios y sometiéndonos a su dirección. Pero, sobre todo, nuestra meta debe ser amar más al Compañero de nuestro viaje, que al destino mismo.
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