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por Charles F. Stanley
¿Por qué Dios permite que pasemos por tiempos difíciles? A veces, los cristianos creemos que si estamos siguiendo al Señor, Él debe protegernos de los problemas. Pero Jesús nunca prometió a sus discípulos una vida fácil y cómoda. Por el contrario, les dijo que esperaran tribulaciones (Jn 16.33). Después de todo, Cristo mismo no estuvo exento de aflicciones. Él fue llamado “varón de dolores” (Is 53.3).
Las pruebas han sido la experiencia común de la humanidad a lo largo de la historia. Al recordar esas situaciones desde la perspectiva de Dios, podemos tener una mejor comprensión que nos ayudará a reaccionar sabiamente en el futuro. El Señor utiliza las dificultades para lograr algo bueno en nuestras vidas, pero el experimentar estos beneficios dependerá de nuestra respuesta.
Tenga la actitud correcta.
¿Cómo reacciona usted cuando experimenta alguna dificultad o aflicción? ¿Se lamenta y autocompadece? ¿Se enoja y culpa a otros de sus problemas? Todas estas reacciones llevan a la desdicha, pero Santiago 1.2-6 (Reina Valera Contemporánea - RVC) presenta una perspectiva totalmente diferente en cuanto al sufrimiento: “Hermanos míos, considérense muy dichosos cuanto estén pasando por diversas pruebas” (v. 2).
Algunos pueden leer ese versículo y pensar: ¡Qué declaración tan absurda! Las pruebas y las lágrimas van juntas. ¿Cómo es posible tener gozo? Pero Santiago entiende algo sobre el sufrimiento que nosotros necesitamos saber. La palabra considérense está relacionada con la palabra “estímense”. Santiago no nos está diciendo que nos deleitemos en la aflicción y que nos sintamos felices, sino que estimemos nuestras pruebas como una oportunidad para recibir las bendiciones que Dios nos ha prometido cuando reaccionamos sabiamente.
No sé lo que usted está enfrentando ahora mismo. Pero sí sé que si está dispuesto a ver la situación con gozo, descubrirá la bondad de Dios en medio del sufrimiento. A diferencia de la felicidad, el gozo no depende de las circunstancias agradables, porque lo produce el Espíritu Santo que mora en nosotros.
Determine la causa.
Saber cómo se inició la prueba puede ayudarle a entender la manera sabia de reaccionar. Dado que nuestros problemas se originan de fuentes diferentes, necesitamos adecuar nuestras respuestas según el caso. Cada vez que se halle en una dificultad, pídale al Señor que le ayude a determinar la causa y la respuesta conveniente. He aquí algunas fuentes comunes de dificultades.
Uno mismo. A veces nos metemos en problemas por nuestras propias decisiones o acciones. Podemos encontrarnos en una dificultad, simplemente porque hemos plantado la semilla problemática y ahora estamos cosechando lo que hemos sembrado (Gá 6.7, 8). La buena noticia es que si nos arrepentimos y humillamos, el Señor nos rescatará de nuestro fracaso y nos enseñará lecciones valiosas.
Los demás. Pero también hay veces en que nuestros problemas son el resultado de las decisiones o la conducta de otra persona. Tal vez el proceder de un ser querido le ha causado sufrimiento, o tal vez un enemigo está difamándole. En cualquier caso, su tarea es perdonar a quienes le hagan mal y buscar la sabiduría de Dios para hacer frente a la situación de una manera que lo honre a Él.
El mundo. Muchas de nuestras pruebas son simplemente el resultado de vivir en un mundo caído. Se producen accidentes, las personas se enferman, los desastres naturales nos golpean, estallan guerras; y no tenemos control sobre nada de esto. Nuestra esperanza es que un día, cuando Cristo vuelva, todo esto terminará y viviremos en paz. Mientras tanto, recurrir al poder sustentador del Espíritu Santo nos permitirá reaccionar de una manera que atraiga a otros al Salvador.
Satanás. También tenemos un adversario que quiere devorarnos. El diablo está tratando constantemente de debilitar nuestra fe, arruinar nuestro testimonio, y hacernos inútiles para el reino de Dios. Pero no estamos indefensos ante sus arremetidas. Dios nos ha dado su armadura espiritual para protegernos de los ataques del enemigo (Ef 6.11).
Dios. Porque el Señor es soberano sobre todas las cosas, ninguna prueba puede tocarnos a menos que Él lo permita. Nuestro Padre celestial sabe que algunas veces la única manera como podemos crecer espiritualmente es a través del sufrimiento. El dolor puede agudizar nuestra sensibilidad a su presencia y darnos oídos cuando hemos sido sordos a su voz. Revela los pecados ocultos, y nos purifica de la manera que el fuego refina al oro. Desde el punto de vista humano, las pruebas duelen; pero desde la perspectiva de Dios, son un puente para relacionarnos más estrechamente con Él.
Entienda los propósitos de Dios.
El sufrimiento sin sentido es agotador y desmoralizante, pero si entendemos que hay un propósito para nuestros problemas, podemos soportar casi cualquier cosa. La razón por la que Santiago podía regocijarse en las pruebas era porque sabía que Dios estaba realizando algo bueno.
La prueba de vuestra fe. Para que la fe sea genuina, debe ser probada. Cuando todo va bien, es fácil decir: “Por supuesto, confío en el Señor”. Pero cuando vienen tiempos difíciles, la confianza en Él puede caer en picada. ¿Creerá y actuará usted de acuerdo con la verdad de las Sagradas Escrituras o permitirá que los sufrimientos le lleven a dudar del amor y el cuidado de Dios? Cada momento de adversidad que enfrente es una oportunidad para creerle al Señor, descansar en sus promesas, y seguir creciendo a su semejanza.
Produce paciencia. Una de las cualidades más valiosas que el Señor desea producir en nuestra vida es la paciencia. Eso podría no ser lo que deseamos cuando el sufrimiento llama a nuestra puerta. Pero el Señor sabe que algunas lecciones se aprenden solo bajo la presión de la adversidad. Sin embargo, aun así, Él soberana y tiernamente nos protege limitando la longitud e intensidad de cada prueba. Aunque podemos pensar que no podremos soportar, Él conoce nuestros límites y no irá más allá de ellos.
La paciencia que Dios quiere para nosotros no es resignación. Su propósito es que soportemos la prueba con paciencia, con una inquebrantable confianza en su bondad, y con la confianza absoluta en el poder del Señor. La única manera como podemos hacer esto es con la determinación firme de vivir para sus propósitos, sin importar el costo.
Para que seáis perfectos y cabales. Aunque Santiago nos dice que soportar las dificultades tendrá resultados maravillosos, no dice que dejaremos de ser pecadores.“Perfectos y cabales” significa que maduraremos y nos desarrollaremos totalmente. Ser nacidos de nuevo no es la meta final de la vida cristiana; es solo el comienzo. De allí en adelante, Dios quiere que crezcamos hasta convertirnos en cristianos maduros. Su propósito es conformarnos a la imagen de su Hijo (Ro 8.29), y las pruebas juegan un papel vital en este proceso que dura toda la vida. Él las utiliza para remover malos hábitos y actitudes pecaminosas, y pulir nuestro carácter hasta que reflejemos a Cristo.
Sin que os falte cosa alguna. Tal vez el beneficio más sorprendente de las pruebas, es que dan algo que necesitamos. Si usted soporta las dificultades con la actitud correcta, Santiago dice que saldrá sin que le “falte cosa alguna” (Stg 1.4). El apóstol Pablo dijo que su “aguijón en la carne” le fue dado para enseñarle humildad y dependencia de Cristo (2 Co 12.7-10). Pero dice también que el Señor lo consolaba en sus aflicciones para poder él consolar a otros (1.3, 4). Si usted quiere llegar a ser útil en el reino de Dios, el quebrantamiento es el camino que el Señor usa con el fin de producir las cualidades necesarias para cumplir su voluntad.
Coopere con los propósitos de Dios.
Aunque todos estos beneficios están disponibles para usted, no son automáticamente suyos. Cuando seguimos las instrucciones de Santiago, nos abrimos a las bendiciones prometidas por Dios: todos los recursos que necesitamos para vivir victoriosamente en Él. Por tanto, considere las pruebas como una oportunidad para gozarse y para dejar que la paciencia produzca su fruto, porque entonces su sufrimiento será provechoso, para ahora y la eternidad. Si le falta sabiduría para enfrentar las pruebas, el Señor le invita a pedirla a Él, y a esperar recibirla por fe (Stg 1.5-6).
La corona de la vida aguarda a quienes perseveran bajo la prueba y son aprobados (1.12). Dios quiere hacer grandes cosas en usted, y lo hará si se lo permite. Pero Él no le presionará para que lo haga. La decisión es suya. ¿Le permitirá que utilice la adversidad para transformarle?
La perspectiva de Dios para los tiempos difíciles
El Señor controla la duración y la intensidad de mi prueba.
Él tiene un propósito específico al permitirla.
Puede producir algo en mí que me está faltando actualmente.
Si confío en Dios con una actitud de gozo, seré bendecido por medio de la adversidad.
Cristo quiere demostrar que puede darme fuerzas al permitirme estar bajo gran presión.
Él está conmigo en cada paso del camino.
Gracias al poder del Espíritu Santo, saldré triunfante de esta prueba.
Preguntas de estudio
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