Hebreos 10:24-25 - "Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos."
En nuestra sociedad individualista, a menudo vemos la motivación como una batalla personal.
Creemos que simplemente debemos "profundizar" o "esforzarnos más" cuando nuestro impulso disminuye.
Sin embargo, las Escrituras presentan un modelo diferente: la motivación que florece dentro de la comunidad.
La palabra "estimular" en este pasaje es particularmente reveladora.
En el griego original, sugiere la idea de provocar o estimular. Así como el hierro afila al hierro, nuestra motivación debe agudizarse mediante la interacción intencional con otros creyentes.
No se trata de competencia o comparación, sino de estímulo mutuo y responsabilidad.
El autor de Hebreos reconoció que el aislamiento genera estancamiento.
Cuando nos retiramos de la comunidad, nuestra motivación a menudo nos sigue.
Pero cuando nos mantenemos conectados, compartiendo tanto nuestras luchas como nuestras victorias, creamos un entorno donde la motivación puede prosperar.
Tu viaje no está destinado a ser recorrido solo; tu fidelidad puede ser exactamente lo que alguien más necesita para seguir adelante.
Señor, ayúdame a ser tanto un dador como un receptor de aliento.
Muéstrame cómo construir y mantener conexiones significativas que impulsen a otros y a mí mismo hacia Tus propósitos.
Comuníquese hoy con una persona que comparta su camino de fe o su campo profesional.
Comparta un mensaje de aliento específico sobre cómo su ejemplo lo ha motivado.
Si te gusto este material de crecimiento regálame un café para seguir despierto y continuar publicando
Gracias!!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario